Entiendo la psicoterapia como un lugar donde encontrar un vínculo seguro que te permita explorar, expresar e integrar, no solo aquello que te hace sufrir, sino también tus potenciales para sanar.
Cuando vivimos gobernados por nuestro dolor, miedo o creencias autolimitantes, solo conocemos una parte de nosotros mismos: aquella que necesita.
Cuando vivimos plenamente, el dolor, el miedo y las antiguas creencias no nos gobiernan, nos valoramos y apreciamos más: es nuestra fuerza y no nuestra deficiencia la que nos mueve.

La musicoterapia utiliza los sonidos, la música y el movimiento. La música es un gran recurso terapéutico: capta nuestra atención de manera mucho más potente que otros estímulos sensitivos, conecta con nuestras emociones, nos permite ejercitar aspectos cognitivos, activa nuestro cuerpo y comunica más allá de las palabras.
La musicoterapia es increíblemente diversa, adaptando métodos y objetivos a cada persona y momento.
Incluye:
Técnicas activas, para las que no se requiere ningún conocimiento musical previo: Compartir cantando, bailando, improvisando con instrumentos-voz-cuerpo, creando canciones, …
Técnicas receptivas: Escuchar música activamente

La música escuchada activamente puede evocar imágenes visuales, recuerdos, sensaciones, emociones, intuiciones, deseos… podemos proyectar en ella conflictos, carencias y potenciales. La experiencia es siempre personal y única, directamente relacionada con el momento individual. La música induce, conecta, activa, expresa, contiene… en definitiva, actúa como un terapeuta más en la sesión.
La expresión de lo vivido durante la escucha puede ser a través de la palabra, el dibujo, la escritura o el movimiento.